La erección del ojo
Un nuevo episodio censor acaba de devolver a la polémica el eterno tema del puritanismo y sus límites. Se trata de la expulsión de Facebook de un artista danés, Frode Steinicke, cuyo perfil habría sido desactivado por los vigilantes del decoro convencidos de que constituía un serio peligro, como en él se hacía, mostrar sin condiciones y, en especial, a la santa infancia, la famosa obra de Courbet retratando el sexo femenino que tanto hemos admirado en el Musée d’ Orsay. Otra vez, pues, el debate inacabable sobre esa obra ya legendaria que Lacan le regaló a su mujer no sin ocultarla bajo otro lienzo, y cuya peripecia ha dado pie, que yo sepa, a dos novelas entretenidas, la de Bernard de Teyssèdre, “Le roman de l’origine”, y “El origen del mundo” de Thierry Savatier. Y otra vez la cuestión de las fronteras morales del arte o, mejor, de la representación, siempre sospechosa cuando versa sobre el cuerpo humano a pesar de la larga tradición artística que, desde los orígenes, consagra la libertad del artista y esa especie de neutralidad sexual de la obra de arte que –salvo el conocido incidente de los “braghetoni” de la Sixtina—ha funcionado siempre como una patente para garantizar su exhibición. Es curioso que las medidas censoras adoptadas en pleno siglo XXI vayan mucho más allá de las críticas que al cuadro se le hicieron a mitad del XIX y es interesante, por lo demás, que esta reacción se haya producido en ese medio virtual que tendemos a considerar, es evidente que de manera errónea, exento y libre de fielatos de esa naturaleza. Ahora bien, no perdamos de vista que el cuadro de Courbet no fue expuesto en público hasta muy tarde (1977 en fotografía y en el 88 en el The Brooklyn Museum) ni que hasta el año 95 no consiguió su actual sitio de exposición. El puritanismo es inveterado, tanto como la perversión, y uno y otro se disputan a dentelladas este fenomenal hallazgo de Courbet quien parece que se identificaba con el coño en cuestión como Flaubert con la Bovary. Recuerdo que Haro Tecglen hablaba siempre en estas situaciones del “pornógrafo interior” como fuente del escándalo. Yo creo que no hay que pasarse ni por un extremo ni por el otro.
Se dicho que tocante al sexo, la gente simplona es demasiado simple y el personal inteligente no alcanza a serlo en la medida suficiente. Quizá, no está mal pensado. Pero por mi parte lo que creo es que el sexo suele desequilibrar la conciencia en un sentido parecido al que inspiró a Proust la idea de que el hecho mismo e inevitable de poseer un cuerpo constituye una amenaza casi insuperable para el espíritu. No creo que el censor de Facebook fuera más puritano que el Proust que acaba de evocar.
26 de Febrero de 2011 a las 3:12 pm
Siempre me pregunto en estas circunstancias si el puritanismo yanqui no podía dejar una parte de él mismo para embraguetar tanta violencia como desborda en sus películas llamadas de acción y toleradas para mayores de siete años.
Les juro por Esnupi que hasta hoy solo había visto la fotografía de “El origen del mundo” en blanco y negro. Hoy, consciente de la omnisciencia de la wiki, ahí he buscado el cuadro y lo contemplo casi con fervor anatómico. He aquí el link:
http://es.wikipedia.org/wiki/El_origen_del_mundo
Seguro que todos ustedes lo conocían mejor que yo, pero no me dirán que en las páginas de cualquier revistilla juvenil, en los anuncios de politonos, aparecen cientos de imágenes más porno.
26 de Febrero de 2011 a las 8:09 pm
Cómo no estar de acuerdo con la columna y el comentario de Epi. El pornógrafo lo lleva graduado cada cual, me parece a mí. El título de la columna, que me suena a francés, resulta estupendo en este sentido.
26 de Febrero de 2011 a las 8:57 pm
No veo la relación con el título, o entre el título y el tema, pero me imagino que el autor ha querido evocar sus años lacanianos. El asunto, penoso, ridículo y, como bien ha dicho el primer comentarista, digno de mejor causas: Los yanquis sin puritanos, eso no es una novedad, aunque estpy seguro de que en españa, dado el caso, también habría mucha mano dispuesta a retirar el cuadro de Courbet.
26 de Febrero de 2011 a las 9:05 pm
Me extraña, querido ja, que hayas olvidado (?) en ese bibliografía de urgencia sobre el cuadro la novela de Jorge Edwards “El origen del mundo”, que es metáfora de la misma imagen. En todo lo demás estoy de acuerdo con lo expuesto, tanto en la columna como en los comentarios, entre los que echo de menos a nuestro amigo Pangloss, tan devoto de ese Courbet, como recordarás, en aquellos años felices. La censura valga para despertarnos del sueño de la liberación definitiva. Este no es el “reino feliz de los tiempos finales” ni el qie imaginó Orwell, pero tiene estas cosas.
26 de Febrero de 2011 a las 9:38 pm
Una obra de arte puede ser agresiva, como lo es ésta cumbre del realismo de su tiempo, sin por ello merecer la Gehena ni el limbo. El cuadro de Courbet es famoso y su propia leyenda demuestra lo hipócritas que pueden ser incluso los grandes hombre, como Lacan, por ejemplo. Creo que Felipe II también guardaba ciertas pinturas en sus aposentos, reservadas para él, vedadas para los demás. La cenbsura siempre es proyectiva, pocas veces se aplica al propio censor. Persobalmente no ven en ese cuadro nada aparte de la provocación radical a la moral corriente (de su tiempo y, por lo visto, también de éste).
26 de Febrero de 2011 a las 9:46 pm
Pues ya estoy aquí, Mr. Miller, y no me haga recordarle que usted, en cambio, era admirador de las musas de Lautrec… La censura en este caso me parece desorbitada, incluso si se me dice que dejar la imagen puede ponerla al alcance de los niños. ¿O es que los niños no tienen derecho a conocer el cuerpo? Admito que esa imagen pueda resultar turbadora (incluso “mas”/turbadora), pero ya me dirán qué habría que quitar de nuestro imaginario actual puestos a mantener tanta “decencia”. Siempre he creído que el tabú del cuerpo es malo y estoy convencido de que estos censores no temen tanto por los niños como por sí mismos…
27 de Febrero de 2011 a las 12:50 am
La connotación sucia del sexo y del propio cuerpo es un lastre que arrastra la civilización judeo-cristiana y que ha llenado las camas de frígidas y eyaculadores precoces.
Y si aquella pacateria estúpida de nuestros mayores fue nefasta , lo viene a arreglar el necio progretariado zapatero , empujando a los crios en edad escolar a palparse, tocarse a si mismos y a los vecinitos de pupitre, y sobre todo a probar con los del mismo sexo, que igual les da mas gustirrinín. Sn olvidar los condones de sabores y las facilidades para arrancarse el hijo si fuera menester.
No estoy bromeando, estoy escupiendo por el colmillo la indignación que me produce tropezar con esos folletos inmundos del Instituto de la Mujer o cualquier otro gabinete de “educación sexual” progreta, que no es sino “instrución genital precoz”, porque los chavales de 11 o 12 años están pensando en jugar a la pelota mayormente. Luego se sorprenden de que la función cree el órgano, y la ocasión, el peligro, y es que desde que las miembras están promocionando los chutes hormonales de finde, los críos fornican mucho más y mucho antes. Como tiene que ser.
Dicho todo esto del adoctrinamiento genital progreta , y considerando que los adolescentes andan por la web a sus anchas, sin trabas ni cortapisas, la censura al cuadro de Courbet y su tratamiento de porno….provoca una sonrisa tierna , a poco que se conozca cuanto rueda por la web al alcance de cualquiera.